sábado, 31 de marzo de 2012

CONSEJOS A PADRES SEPARADOS O EN PROCESO DE SEPARACIÓN



    A la hora de comunicar a los hijos la decisión de separarse, se les debe hacer entender que ellos no han tenido nada que ver en ello. Esto es especialmente importante cuando la pareja ha discutido en numerosas ocasiones a causa de la educación de sus hijos, por tener estilos educativos opuestos. No son pocos los padres que comentan a sus hijos que si no fuera por ellos, no discutirían. Esto es una gran falacia. En realidad, bajo esta justificación existe una relación de pareja con carencias afectivas y grandes dificultades para comunicarse y llegar a acuerdos. En muchos casos los padres, en lugar de expresarse mutuamente sus sentimientos, aprovechan estas ocasiones (cuando los hijos tienen una mala conducta) para sacar la agresividad que llevan dentro.
    En este sentido, nos encontramos que tras la separación muchos niños se sienten culpables de ésta e intentan portarse muy “correctamente” con el fin de que los padres vuelvan a estar juntos. Otros reaccionan con rabietas y agresividad. Por último, los hay que reaccionan de forma pasiva, como si no hubiera pasado nada. Éste último sería el caso más preocupante de todos.
    La mejor forma de comunicar a los hijos la separación es reunirse todos y expresarles que se ha tomado esa decisión porque consideran que es lo mejor para la familia. Hay que insistir en la idea de que no se han separado por causa de ellos, ni porque hayan hecho algo o se hayan portado mal. Es importante expresarles que que seguirán teniendo a ambos padres y que son muy queridos por ambos aún cuando no vivan más juntos. Asimismo, hay que recordarles que cuentan además con más personas que les quieren y se preocupan por ellos: abuelos, tíos, otros familiares o amigos, vecinos, maestros, etc. Esta es una forma de reforzar su autoestima.Otros aspectos a considerar son los siguientes:
  1. Que el niño sepa que va a poder hablar con ambos padres siempre que les preocupe algo o necesiten de ellos.
  2. Los padres no deben caer en la sobreprotección del hijo, tratándolo así como un niño más pequeño. Es importante estimular su autonomía, su autoestima y ayudarles a crecer. En muchos casos los padres los sobreprotegen a causa de sus sentimientos de culpa. Es esencial que los padres tengan claro que si hubieran continuado juntos conviviendo sin amor y con discusiones diarias, el modelo de pareja que hubieran transmitido a sus hijos no hubiera sido un modelo sano. Asimismo, los hijos no hubieran podido crecer de una forma sana y equilibrada, dada la tensión que esto genera en los niños.
  3. Los padres deben ser firmes y coherentes. La excesiva indulgencia o tolerancia no ayuda al niño en su desarrollo. Muchas veces un progenitor impide que el otro ponga reglas claras, acusándolo de demasiado estricto. Lo ideal sería que los padres se pusieran de acuerdo en las normas que van a seguir a partir de ahora en los dos hogares. Por ejemplo, la hora de acostarse, las obligaciones de los niños en la casa, el horario de estudio, el tipo de castigos a aplicar, etc.
  4. Hay que evitar contarles a los niños historias que encubran la separación, como que el padre se ha ido de viaje o que, por trabajo, va a vivir en otro sitio. Esto confunde a los niños enormemente. En el caso de que los padres se encuentren muy desbordados por la situación, deberían buscar ayuda especializada. En este punto también es mejor prevenir que curar, con las consecuencias que ello trae a largo plazo.
  5. No se debe poner al hijo de parte de uno y en contra del otro.
    Hay evidencias abundantes de que estas lealtades, terminan siendo muy perjudiciales para el niño y sus padres. De hecho, existen muchos casos de Síndrome de Alienación Parental (SAP) como consecuencia de ello. En este sentido, uno de los temas a los que más se acude para dar una mala imagen del otro es el del dinero (“tu padre no me paga, tu padre no me pasa la pensión, tu padre no quiere que te apuntes a inglés, etc”). Es muy importante que no se utilicen estos temas económicos para desvalorizar al otro progenitor. En el caso de que hayan problemas, se puede acudir a la vía judicial, pero sin informar a los hijos de ello.
  6. En ningún caso se deben generar peleas frente a los hijos utilizándolos de espectadores o jueces. Tampoco se los debe utilizar de mensajeros (Dile a tu madre que...., dile a tu padre que...). Hay que evitar por todos medios llamar a la policía cuando haya enfrentamientos, dado que los niños sufren muchísimo ante estas situaciones.
  7. Hay que permitir que los niños se expresen, que lloren, que pregunten.
  8. Es importante animarlos a que vean al padre que no vive con ellos, reafirmándolos y jamás desacreditando al otro padre.
  9. Se debe recordar permanentemente los intereses del hijo y sus necesidades, antes que los intereses o motivaciones personales de los padres. Por ejemplo, antes de dejarse llevar por el rencor y la ira y discutir con el otro padre en presencia de los niños, ponerse en lugar de ellos e intentar vivenciar cómo se pueden sentir cada vez que presencian una pelea entre sus padres. Se trataría de trabajar la empatía.
  10. Se deben cumplir con los compromisos y responsabilidades asumidas, pago del sostén económico, en la forma de pensión u otros.
  11. En el caso de que los padres rehagan sus vidas con otras parejas, es importante que se haga de forma lenta y progresiva.
  12. Si el padre ausente no puede hacerse cargo de su paternidad, se pueden encontrar figuras sustitutas que puedan cumplir medianamente el mismo, y no necesariamente tiene que ser pareja del padre con el cual conviven (podría ser un tío/a, abuelo/a, amigo/a).
En definitiva, los padres separados deberían ofrecer a sus hijos modelos de tolerancia, respeto, optimismo, y responsabilidad y no renunciar a sus valores a pesar de las diferencias con su ex cónyuge.  

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